lunes, 28 de julio de 2014

Fin de semana

Como el neurólogo en la novela Saturday de Ian Mc Ewan, me dediqué a hacer de cuenta que vivo en Londres y que este fin de semana por fin puedo tomármelo para relajarme. Momento. Sí vivo en Londres y sí me puedo tomar el fin de semana para relajarme. 
Sin pensar en la infinita cantidad de cosas interesante que hay para hacer y que no pude porque no tuve tiempo, o justo estaba en la otra punta, decidí elegir unas pocas y ver si podía. La primera fue la exposición de fotos y retratos de Virginia Woolf en the National Portrait Gallery. Realmente un lujo; una colección acotada pero rigurosa, que se concentraba básicamente en los traumas de su vida (casi su vida entera) y los amigos que fue haciendo a lo largo de su ida pública. Una de sus allegadas, Victoria Ocampo, fue quien la convenció de posar para Vogue y le aconsejó qué ponerse. 
Quería ir a una muestra de fotos en la Torre OXO, pero creo que lo puedo hacer en cualquier momento. Lo que no puedo dejar para otro momento es pasear por los parques si el clima invita. Y eso es lo que hice. El sábado estuve en Regent Park, leyendo; y el domingo pasé por Kensington Gardens, desembocando en Portobello Road y ver los últimos vestigios de la feria. 
Lo mejor que se puede hacer en Londres un domingo es ir a los mercados. Hay comidas regionales, ropa fea, zapatos de mala calidad, baratijas (amo las baratijas!!!) y libros a precios ridículos. 
También busqué charity shops, que venden cosas de segunda mano; pero cada vez que me encontraba con un Oxfam, estaba cerrada. Damn my luck. 
Hoy es lunes, fue un loquero, pero sé que me espera otro fin de semana para vagar por Londres en exactamente 5 días. 

viernes, 25 de julio de 2014

Lo que se ve por la calle

Si uno sale a caminar por Londres ve las siguientes cosas. Ya les voy adelantando que salir a caminar se aplica acá solo a turistas, o a oficinistas vestidos de traje o vestidito y zapatillas secuestro, como en Secretaria Ejecutiva. El resto de los londinenses se trasladan en subte o simplemente se estacionan en la puerta del pub más cercano. 
Lo que vi varias veces y me llamó la atención es un vehículo que no sé cómo se llama, que consta de una rueda- sí, una sola rueda- y unos pedales fijos para poner los pies. No tengo idea de cómo se propulsa y cómo no se mata la gente usando esto pero debe ser muy caro.
También se ven personas bien vestidas, claramente con trabajos importantes y cierta elegancia, arrastrándose sin mucho equilibro después de las 8 de la noche, irremediablemente borrachas. Bochornoso es poco.
Hay personas que pintan las letras, líneas zigzagueantes y derechas sobre el asfalto, y hoy vi a unos hombres en pleno proceso e restauración de señales pavimentales: un proceso digno de admirar porque esta debe ser la única ciudad que tiene tantas ilustraciones e indicaciones sobre el tarmac.
Todo es teatro, también. Miles de anuncios prometen noches inolvidables viendo un musical (que yo jamás pagaría por presenciar), y otras obras clásicas que estoy evaluando ver. En el Globe tendría que haber reservado desde el 2012 para ver algo este verano. Pero puedo llegar a encontrar algo el domingo, que es el día de la tercera edad. si no, a 5 minutos de acá tengo el National Theatre y están dando Medea, que puede llegar a gustarme.
Por sobre todas estas cosas, el ojo atento de la Torre del Big Ben y sus círculos de acero extendiéndose una vez por hora anuncian que todo está bien. Para mí todo está bajo control si puedo verlo al menos una vez por día. Si puedo pasearme bajo su mirada alerta, con el atardecer adelante y el río centelleando, no tengo de qué preocuparme. Se cierra una noche más sobre la ciudad milenaria, eterna y termina una de las tantas semanas que me quedan acá. Por más que le escriban el asfalto con pintura nueva, o la paseen con vehículos altamente tecnológicos, el pulso de Londres sigue latiendo de la misma manera, como lo hace desde hace siglos.









martes, 22 de julio de 2014

Do Write Immediately

En el Southbank Centre hubo un festival de poesía todo este fin de semana. Además de instalaciones estrafalarias, talleres y poesía efímera hecha por los participantes del público, que francamente me parece una pérdida de tiempo, hubo varios eventos y lecturas que me llamaron la atención de manera especial. 
http://www.southbankcentre.co.uk/whatson/do-write-immediately-poets-l-83685
Uno de ellos fue una lectura de cartas enviadas por poetas a sus amantes/ parejas. La idea regente detrás de esta lectura era recuperar el arte de escribir una carta. No sólo para declarar sentimientos, pero también porque es un objeto bello, un lujo casi, y , lo más importante, tiene la letra del emisor: un rasgo de la personalidad  (o de los sentimientos que estaban presionando sobre esa personalidad al momento de escribir) plasmado para siempre.

Leyeron cartas de Flaubert, de Sylvia Plath, de Ted Hughes a los hijos, de Neruda, de Lord Byron a varias destinatarias, y de John Keats sabiendo que se moría en Italia.
Lo más interesante de esta lectura fue la introducción: Instrucciones para Escribir una Carta. Tendría que haber seguido la tradición de mandar cartas, y yo lo hice tanto como pude, pero es verdad que mandar mails o mensajes no es lo mismo. El objeto en papel vale mucho más.
Otra cosa que ando haciendo por Southbank es mirar atardeceres. Eso de Waterloo Sunset es absolutamente verdad.
Cartas, atardeceres, despedidas. Se van los Italianos y se termina mi curso intensivo en la lengua del Dante. Quedan unos pocos Taiwaneses, Croatas, Turcos, y muchos, muchos, miles , insoportables cantidades de Rusos.




viernes, 18 de julio de 2014

Waterloo

Waterloo no es solo una canción de ABBA. No. Es, además, mi estación de trenes preferida en London. ¿Por qué? Bueno, por un sinfín de factores. Hay quienes pueden argumentar que Victoria es más fina, con su pasillo hasta Buckingham Palace, y sus duchas públicas. Hay, asimismo,  adeptos al mago adolescente que podrán decir que St. Pancras tiene su encanto, ni hablar del tinte internacional que conlleva su alianza con Eurostar, pero toda esa gloria me parece exagerada. También Charing Cross, con su cercanía a los teatros y a Trafalgar Square podría ser la predilecta, pero a mí me confunde salir a la calle desde Charing Cross y nunca saber para dónde agarrar. Me parece que estas estaciones apabullan por lo grandes y por lo parecidas que son a un shopping. 
Por otro lado, no quiero irme al otro extremo y vanagloriar a Elephant and Castle o Paddington, que son una mugre. Eso lo dejo a los hippies. London Bridge tiene el edificio a la salida, este que parece una astilla de vidrio: the Shard. Pero ninguna se compara a Waterloo, con su modesta selección de confiterías, su fácil acceso al subte y sus cómodas escaleras mecánicas. Además, de las 4 estaciones que tengo a 400 metros a la redonda, es la que más fácil acceso tiene: no me pregunten por qué. 
Es la estación donde convergen la Northern, Jubilee y Bakerloo lines, que prácticamente cubren los puntos más importantes de oeste. Por otro lado, desde Waterloo puedo ir a Eastbourne y a Hastings, en trenes que cuentan con mesas, baños y servicio de té y café. 
Por eso, cada vez que tenga que tomar un tren al sur, voy a salir desde Waterloo. Y también voy a ir tarareando la canción de ABBA, porque es inevitable. 






Un día en la vida

Es el típico ejercicio que uno le hace hacer a sus alumnos. "Imagine un día en la vida de George Clooney". Y el alumno que apenas puede hablar en presente simple dice que George Clooney se levanta a las 7 am, toma el desayuno y alguna otra cosa relacionada con las comidas. Porque el alumno no tiene idea de qué decir. Seamos honestos, uno mismo no tendría idea si le hicieran esa pregunta. Así, martirizamos estudiantes de todo el mundo en Embassy, haciéndolos imaginar cosas imposibles. 
Yo voy a ahorrarle al lector el esfuerzo de imaginarse qué pasa en un típico día en mi vida. 
06: 00 Me despierto porque hay sol
0630  Me duermo
07 15  Suena el despertador
07 20  Tomo un café en la cocina mirando el Big Ben
***** Tiempo perdido en la computadora, ropa, ducha, etc*****
08 30  Llego al Teachers' Room
08 31  Atiendo a profesores: Me piden fotocopias, me preguntan, dónde cuando como me vas a observar, era hoy?
08 36: Llega Joanne. La acosan con las mismas preguntas
9  00 Se van a todos a clase
09 01 Vuelven porque  se olvidaron algo
09 15 Ronda para ver cuántos ausentes hay
09 15- 9 45 Tenés a todos? 
                    No!! Faltan Agop Jhyouorwntcho y Flavula Guluiombova
                    (Conversación similar se repite en cada aula)
09 45 Llamo al centre Manager y trato de deletrearle los nombres de los ausentes. 
10      Corto después de acordar que sería mejor mandarlos por mail. 
10 30  Observo clase donde profesor habla solo por 20 minutos. Los alumnos bostezan. Imagino cómo hacer mi feedback positivo. Bostezo también.
11 Café con Joanne mientras me muestra infinidades de páginas de excell que tengo que interpretar y modificar para esta tarde. 
12 Vuelven los profesores. Todos tienen preguntas urgentes y grandes problemas que solucionar. 

12 30: Lunch. Exodo. 
13 : 00 Salgo a la calle a respirar aire fresco. Me acuerdo de que estoy en Londres. Sonrío. 
14 Vuelven los profesores a clase.
Se repite la rutina anterior pero con la variante de que todos están más cansados y menos tolerantes. 
17 30: Gran despliegue de preguntas y cosas que faltan entregar por los profesores. Joanne escapa. Nadie tiene papel. Hay gente que se quiere quedar en Teachers' Room preparando clases. 
18 00 Dinner: Gran exodo. 
Pub o' clock. Todos sugieren que habría que ir al tomar algo. 
20: caminata, libro, cualquier cosa.
23: 00 Vuelvo a Mc Laren House. Planeo dormir pero mails y comunicaciones me mantienen despierta hasta las 2 am. 

Eso es a grandes rasgos lo que pasa en Southbank. hay variantes todos los días, como para que uno no se aburra. Por ejemplo ayer a la Universidad se le ocurrió probar si la calefacción funcionaba y la dejaron prendida todo el día. Hizo 30 grados. En un momento, el edificio estaba tan caluroso que empezaron a sonar las alarmas contra incendio. Tuvimos que evacuar el edificio. Menos mal que ya había terminado de deletrear los nombres de los ausentes. 

lunes, 14 de julio de 2014

Cocoon

¿Se acuerdan de la película Cocoon? Es la de los viejos que vuelven a sentirse jóvenes porque se meten en una pileta donde hay unos capullos alienígenas. La vi cuando era muy chica, así que por ahí no estoy haciendo una reseña muy fiel, pero la idea principal era que estos viejos recibían una oportunidad más para sentirse jóvenes y actuar irresponsablemente.
Mi amiga Gabi, después de su horrendo divorcio, se compró un departamento en Eastbourne, y se mudó unos días después de que yo la visité en Hastings el pasado Agosto. Ayer la fui a visitar  y comprobé, con risa, que la mayoría de los habitantes promedian los 75. Es verdaderamente el paraíso de la tercera edad. Según las estadísticas, Eastbourne es la ciudad con más días de sol anuales en todo el Reino Unido- deben ser 14 me imagino. Cuenta con casi 100 000 habitantes, fue fundada hace millones de milenios, como todas las ciudades acá, pero tiene una rambla larguísima- con rampas para sillas de ruedas y andadores- , muchísimos hoteles Victoriano, una zona de muelles (The Harbours) parecida a Puerto Madero, con yates y eso, y un sinfín de casas para tomar el té a precios convenientes. Los viejos se pasean por Eastbourne sin temer que los lleve puestos una patineta o un adolescente los atraque. Es más, vi algunos vejetes en rollers...
También hay gente joven en Eastbourne, pero deben sumar un total de 48 entre todos. Gabi está contenta, porque dice que a nuestra edad ya la tranquilidad del pueblo le parece bien, y los vecinos de su edificio la tratan como a una nieta. 
En general, quienes viven en Eastbourne pasan solo los veranos y el resto del ano en Florida. En la época de la reina Victoria, lugares como Eastbourne se recomendaban para la gente que sufría de los pulmones o tenía que recuperarse de una larga enfermedad, porque el clima se supone que es bueno para los estándares británicos. Igual es UK, así que el viento te vuela de manera tal que el simple acto de tomar un helado se vuelve una prueba de carácter y fortaleza. 
En fin, pasé un apacible domingo en el paraíso de la tercera edad, que acá son Senior Citizens, o Super Citizens, como los llaman en las propagandas. Ahora me nombraron Senior Teacher en Embassy, que además de significar que tengo que asistir a mi jefa en todo lo que a ella se le ocurra, quiere decir que soy vieja...

Bella Italia

Sí, bella. Esta semana que terminó hoy lunes estuve dedicada a un grupo de Italianos que tienen clases aparte de todo el resto de Embassy y hacen excursiones a la tarde con los profesores incluidos. Nada mal. Lo bueno que tienen los italianos es que, aunque vagos, le ponen onda, y le encuentran humor a la clase. Por otro lado, me tocaron niveles bajos, así que la clases es parecida a una conferencia con traductores simultáneos, non- stop. 
Mi italiano se está volviendo muy fluido; entiendo todo lo que dicen. Me encantaría que ellos aprendieran algo de inglés, pero con que digan 3 o 4 frases por clase me alcanza. Lo mejor son las excursiones. La semana pasada los llevamos hasta Buckingham Palace caminando, desde Southbank. Son unas 20 cuadras. Pero como ellos van muy lento, tardamos casi dos horas en llegar. Sin tener en cuenta que se sacan fotos en cada baldosa. Ante la obvia pérdida de tiempo, una de las activity leaders sugirió que nos volviéramos en subte. ¿Y si se nos pierde alguno? ¿O lo dejamos en la plataforma? Por suerte, ellos vinieron con 8 profesoras italianos y un médico, que no ayudan mucho, pero les repiten todo lo que nosotros les decimos en italiano. Básicamente, 8 personas de vacaciones. El médico trajo a su mujer que no sabe nada de inglés y es un lastre, porque camina lento y se pierde. Volvimos todos a Southbank, todos, todos, después de haber incomodado a centenares de londinenses que volvían de su trabajo. 
Ayer fuimos a Stonehenge y Bath. En realidad, pasamos con el micro por Stonehenge, y todos sacaron fotos con sus celulares. El chofer del micro les avisó: "Sobre su derecha van a ver Stonehenge, que es una pila de ladrillos."  Se decepcionaron un poco, pero en Bath se entretuvieron más, patoteando al soldado romano que entretiene a los visitantes a los Roman Baths, porque era romano y no hablaba italiano. 
Por suerte, en el viaje de vuelta se durmieron, y yo también. Me fui a un asiento sola, porque una de las profesoras me quería dar charla y me quemó la cabeza. Patricia, australiana y trotamundos. 
Con las demás profesoras estábamos preocupadas porque no les habíamos dado ningún dato o fecha de las fundaciones, ciudadanos ilustres, Jane Austen, etc. Nos quedamos más tranquilas cuando vimos que lo único que querían saber era dónde quedaba Primark y si había Starbucks. 
Bath es una ciudad para pasar unos días, realmente. Tiene tanta historia. Me sentía caminando por la novela Northanger Abbey, back and forth from the Pump Rooms. Todo es beige, hay flores en cada esquina, y la abadía es la más linda de las iglesias que vi acá. Me habría encantado tener tiempo para ir a revolver alguna librería, pero el deber de velar por la bella Italia y sus jóvenes habitantes no me permitieron. 
Será otra vez. 

miércoles, 9 de julio de 2014

La Dicha no es Mucha en la Ducha

Resulta ser que Mc Laren House, mi actual domicilio, fue construida hace unos cuantos años. A pesar de que la cocina y la calefacción se ven bastante nuevas, las duchas y la plomería son de la época en que Jack the Ripper atemorizaba y destripaba prostitutas por estas zonas.
Para comenzar, el primer día en que me dispuse a hacer uso de las instalaciones, comprobé con horror que no habías dos canillas, o siquiera una que gira para un lado y otro dependiendo de cuán caliente pueda salir el agua. No. Lo que me encontré fue un botón, grande, giratorio, con una protuberancia, y sin iniciales, ni pelos, ni señales. Lo presioné y no pasó nada. Traté de girarlo y después de forcejear para un lado y para el otro, salió un chorro de agua fría con una presión tan intensa que voló la cortina de la ducha. Seguí girando y noté, con escasa satisfacción que el chorro se hacía más intenso, pero al menos levantaba temperatura. Conclusión: la ducha no tiene término medio y sacude la cortina. Cuando uno termina de ducharse, el baño parece un lago. La cantidad de agua es mayor a la capacidad que tiene la canaleta de absorber todo. En seguida pensé: “Le voy a pedir al Centre Manager un secador de piso”. Sí, eso estaría bueno. ¡Si tan sólo me acordara cómo se dice! Creo que nunca en mi vida vi uno de esos acá, no aparecen en los libros de texto, no son parte de ninguna clase, y nunca vi a un british usarlo.
Otra ventaja de vivir en Mc Laren House es que todos los martes a las 7 45 am hay simulacro de incendio. En mi piso, todas las estudiantes son taiwanesas. Hoy es martes. Imagine.
Ante todo, como duermo poco- porque me parece una pérdida de tiempo dormir cuando uno vive en London- yo ya estaba despierta  a las 6 am, escuchando la radio TBL, que tiene un programa muy gracioso a esas horas. El locutor cuenta lo que salió en las tapas de los diarios y los niveles de congestión en los accesos a la urbe. Como si me interesara. Pero tiene un acento increíble. Como ya tengo costumbres de vieja, a la hora que sonó la alarma yo ya estaba lista, peinada, vestida, etc.
Cuando salí al pasillo vi unas cuantas estudiantes perplejas, con la boca abierta y los ojos desorbitados (tan desorbitados como les es posible), mirándome. Les dije que teníamos que bajar. Algunas estaban en pijama y descalzas. Bajamos lenta y sinuosamente. Yo quería gritarles: Vamos, bajen, reaccionen, pero recordé que como miembro del personal tengo que mantener la calma.


martes, 8 de julio de 2014

New Music Biennial

Lo mejor que le pasa a uno es lo que no planea. 
Eso exactamente fue lo que resultó de mi primer domingo en London: caminé por capricho hacia Southbank y terminé viendo dos muestras, una brass band en vivo y una proyección con orquesta en el auditoria Queen Elizabeth. 
Dentro del Festival of Love en el Southbank Centre, que ya mencioné, se desarrollaron varias muestras que tienen que ver con las vidas de las relaciones de pareja, o el fine de ellas. Una de las muestras era sobre el Museo de las Relaciones Rotas, donde se reúnen objetos enviados por donantes cuyo valor emocional está ligado al fin de una relación. No recomendable para ciertos momentos de la vida. Como no estoy experimentando sentimientos de ningún tipo al momento, sobreviví. Pero hace un tiempo tal vez que no lo aguantaba. Otra de las muestras se llamaba Songs of Love. Incluía un paseo con retratos de bandas y cantantes famosos por las canciones de amor que hayan compuesto e interpretado; pero lo más interesante de todo es que a disposición del público había pelucas y disfraces de esos artistas para poder interpretar las canciones en un karaoke. Un desperdicio no haber estado con las chicas. ¡Tantas pelucas desperdiciadas!
Después oí música sinfónica que venía desde la terraza de la Hayward Gallery. Una banda de trompetas, trombones, percusión y cuerdas estaba tocando gratis, para el público que quisiera disfrutarlo. 
En ese momento, me di cuenta de que estaba asistiendo a un evento de otro festival: El New Music Biennial. Acá todo es así, en simultáneo. Busqué un folleto y vi que había varias proyecciones de música y artes visuales. Saqué una entrada (gratis también) para ver A Child Like You. Es una especie de ópera fusión, con proyecciones y texto sobre un refugiado de Uganda que es adoptado por una familia británica en los 70s. Al final del acto, subió el compositor al escenario y contó que esa era la historia del chico de Uganda que sus padres habían adoptado y hoy es su hermano. Y estaba ahí mismo en el público. Gran historia. 
Londres tiene tanto para ofrecer que uno tendría que vivir cada día al menos 8 veces para verlo todo. Dormir es una pérdida de tiempo. 

domingo, 6 de julio de 2014

Mi reino por...

...una taza!!
Parafraseando al célebre monarca que protagonizó su propio obra, escrita por el bardo, me desespero y desando caminos en busca de una taza. 
Después de una jornada (media, en realidad) no muy intensa de aclaraciones y notas al pie de todo lo que voy a a estar haciendo estos meses, a cargo de Joanne, me vi en urgente necesidad de un café o té. Era el mediodía, no tenía hambre, pero mi última taza de café se había materializado en el desayuno, casi 4 horas antes. Los sábados el desayuno es full english. Yo no  lo quise probar en esta oportunidad pero  mis compañeros ingleses se desvivían, felices y relamiéndose ante la idea de comer salchichas, huevos, porotos y panceta para el desayuno. Yo comí tostadas. 
De todos modos, quería un café. La canteen está cerrada al mediodía, así que recurrí a mis coodinadora Joanne, y al centre manager, Chris, con el siguiente pedido: necesito cafeína. 
Joanne se ofreció a llevarme a su flat (acá estamos en flats y en cada uno hay varias habitaciones), que ahí ella tenía una pava eléctrica. En Staff room había una pero le faltaba la parte de abajo. 
En fin, tomé un café muy rico en la cocina de Joanne, en el séptimo piso, desde donde se ve el Big Ben, London Eye, etc. Una maravilla. 
Después me sugirió que le preguntara al centre manager si me podía agenciar una pava para mí cocina o cualquier cosa que necesite para mi habitación.
Me dirigí, rauda, a su oficina a hablar con Chris. Me consiguieron una pava, que ya usé lascivamente, perchas, toallas y un cartel para la puerta de mi habitación. 
Ahora, había comprado té, café, leche, tenía una cucharita en la valija, pero no tenía taza!
No quería comprometerme a cuidar alguna de las tazas de staff room, porque si la llego a romper, y además la tengo que andar llevando y trayendo. ¡Yo quería mi propia taza! ¡Quería independencia!
Según Joanne, el mejor lugar para comprar una taza es la tienda de 99 centavos. ¡Todo por 99 centavos! Laura haría un desastre ahí. Me dirigí a la tienda, pero para mi horror, abría en una hora. ¡Estaba varada en la estación Elephant and Castle! que no es nada linda- hay una comunidad de latinos medio sospechosa, casi como el once. Pero esperé y mi paciencia fue recompensada con una taza color violeta, y otros artículos a precios muy convenientes. El té que compré también me salió menos que una libra, y es mejor que cualquier té común. ¡Qué gran país!


Ojo con Southbank

Southbank, Southwark, the Bourough, Elephant and Castle son áreas de London que solían considerarse de mal vivir, donde se juntaban las víctimas de la peste, las ratas, los sucios marineros del puerto, los artistas de mala calidad, y Shakespeare tenía los teatros- porque era una actividad dudosa eso de actuar arriba de un escenario. 
Hoy en día es un despliegue de festivales al aire libre, bares, playa (sí, playa; el río está tan bajo que pusieron arena y los ingleses se refrescan los pies: un asco) y arte. La Tate Modern, the OXO Tower, Southbank Centre, etc. Todos edificios que desde afuera o adentro estimulan los sentidos. 
Hoy salí a caminar y me encontré con The Festival of Love. No es algo tan zonzo como suena. De hecho, además de haber llenado el margen sur del río de colores flúo, reúne espectáculos bajo 7 conceptos de amor provenientes de palabras en griego. Me acuerdo de pragma y de agape, que son el amor por lo humano y por las experiencias compartidas. dejo el link para que vean que no miento: 
http://www.southbankcentre.co.uk/whatson/festivals-series/festival-of-love

También hice algo de trabajo hoy. Como no empecé a dar clases formalmente, mi jefe, Phil, me sugirió amablemente que fuera a observar clases. Lo hice, y quedé muy contenta con los alumnos. Son muy entusiastas para que sea verano, haga calor y sepan que todos sus familiares están de vacaciones sin ellos. Espero que me toquen alumnos parecidos. El sábado tenemos una sesión de induction (que es como la introducción al lugar de trabajo y de residencia). Sigo sin quejarme. Un verdadero record. 

viernes, 4 de julio de 2014

Londres de semana

Ahora resulta que trabajo en Londres así que por primera vez anduve corriendo por el tube vestida como una persona decente, no en calzas y con una botella de agua en la mano. 
Tanta era mi obsesión por no llegar tarde a la primera sesión de entrenamiento (suena menos estruendoso en inglés) en Embassy, que me levanté a las 6 y llegué más de media hora antes. Encima se atrasó así que ridículamente temprano atravesé el río por abajo y llegué a Soutwark para asistir a la sesión en Southbank University, mi nuevo lugar de trabajo. Estoy viviendo en Southbank, en una residencia Universitaria y hasta ahora no tengo de qué quejarme. tal vez en el próximo post haya encontrado algo. 

La sesión duró hasta las 4 de la tarde. Nos charlaron sobre la historia de los teaching trends (me acordé de nombres como Suggestopedia, que siempre me causó mucha gracia) y cómo usar la mejor parte de cada uno para que una clases esté basada en la fluidez y lo oral. La actitud en general es muy relajada. 
Conocí a varios compañeros pero alguno se iban a dar clases a otros centros. Había una chica, Tharmina, que era musulmana y andaba tapada, pero con la cara afuera. En un momento me contó que estaba ayunando por Ramadam o algo parecido. Solamente pueden comer después de que salga la primera estrella y antes de que desaparezca la última, si comprendí su extraña costumbre correctamente. Me pareció una atrocidad. Una de las tantas a las que somete el Profeta a su "amado" pueblo. Esa se fue a otro centro. Le deseo un buen ayuno. 

A las 4 tuve que excusarme, porque ya veía que la reunión menguaba y yo tenía que estar a las 6 en Bloomsbury (es como ir desde microcentro a Belgrano). Llegué temprano- otra vez- pero entre una cosa y otra (vagas, caminar de más) terminé llegando a Birkbeck a las 6. 
Nos recibió la directora del MA y otro docente, que nos dieron una charla muy interesante sobre lo contemporáneo y nos hicieron debatir sobre la fecha en que lo contemporáneo comenzó. Había gente que argumentaba acaloradamente, pero yo dije 9/11, que me parece lo más lógico. En realidad, los especialistas aún no se ponen de acuerdo, así que no sé para qué le hacen a uno discutir estas cosas. Después hablamos del film Persépolis, que me toca en más de un aspecto. Otra vez a una joven musulmana en la escena. Pero además de ser feminista y rebelde, es estudiante en otro país. Sobra decir que yo no soy musulmana, ni rebelde, pero tampoco soy un dibujito animado, y sin embargo esa película- basada en un comic- me había hecho sentir identificada cuando la vi por I sat. 
Volví a eso de las 8 y sentía que me iban a explotar los pies pero estaba contenta, porque tengo una lista de libros para leer y grandes descuentos en Londres para aprovechar. 





miércoles, 2 de julio de 2014

Lo mejor y lo peor

Londres es Londres, siempre la misma, round the clock. Lo que cambia es mi situación alrededor de London. Y como uno es uno y su circunstancia, lo único que me importa de London hoy es lo que toque a mi situación en particular.
Si en el futuro hay una reunión de trabajo o académica- que las hay, dos de ellas- miro por la calle cómo va la gente vestida a esos eventos. Me concentro en la gente que anda cerca de las Universidades, trato de adivinar si son estudiantes, si son extranjeros, si se los ve felices...

Lo que no hago es buscar recitales, ni eventos de índole recreativo (bueno, no hace 48 horas que llegué) pero quiero tener toda mi energía para cumplir horarios, tomarle el tiempo al subte, ver si a la hora pico se llega igual de rápido.

También busco el conocimiento. Estoy decidida a indagar hasta la última consecuencia. De hecho recién busqué por qué el areopuerto de Madrid se llama Barajas y esperaba una explicación con tintes medievales, como la del sandwich. Pero no, estoy muy decepcionada. Barajas se llama Barajas porque está en la localidad de Barajas. Bah!
En cambio, acá en UK, todo tiene una razón detrás del nombre de los lugares. Y algún monumento recordatorio también.
Por ejemplo, las estaciones de subte: Charing Cross, Monument o Bank remiten a un evento histórico.
London es infinita, no deja de sorprender. Hoy descubrí cuanto musulman hay en la zona de Marylebone, y además, que existe un monumento a JFK. No sabría precisar la razón.
Lo mejor
Comida en Mark & Spencer
el olor de los pubs
la voz del subte
los diarios
las calles
Clink 78- el mejor hostel del mundo- y que me haya tocado la misma habitación del 2012
la amabilidad de los vendedores y transeúntes.

Lo peor:
El olor de los pubs
el mundial en todos lados
el café (por favorrrrr, qué assscooo)
la mega organización que te indica por dónde caminar en el subte
los anuncios de llevar agua por las altas temperaturas (hoy hizo 25 grados, epa)
las pocas ganas de vivir que uno ve en el subte- que no se comparan par nada con la ansiedad y entusiasmo que porta uno.
las calles cambiando de nombre cada 100 metros.

Sigo viviendo todo esto. A la espera de una nueva epifanía.




Barajas- Librada al Azar

Una vez más, después de 12 veranos, vuelvo a Barajas. Aquella vez me había quedado varada, barajada, embarajada, envarada en Barajas por 12 horas, y lo recuerdo mustio, despectivo y distante. No estaba equivocada. El personal del aeropuerto es mala onda, para no decir cosas peores. 
Este post está esescrito desde la madre patria, en honor a la patria potestad, para mis papás, que me aguantaron como nadie, me consolaron mientras me despedía entre llanto e hipo y mi papá confirmaba una vez más que es la identidad secreta de Superman en Ezeiza. 
Lo más lógico es que ellos lloraran, pero, este es el viaje de los insólito, y esta vez lloré yéndome. 
Acá en Barajas, podría estar jugando una escoba de 15 como sugiere mi primo, pero no, estoy mirando, una vez más cómo los oriundos de la madre patria se pasean haciendo gala de su verano, ya totalmente dominado, portando colores llamativos, y con autoridad, como si el estivo les perteneciera. 
Tomé este vuelo con temor, pensando que iba a ser un desastre, especialmente por lo barato que fue el pasaje y las sospechas que eso supone. Pensé que iba a ser parecido a un vuelo de Iberia en sus peores épocas. Pero afortunadamente me equivoqué. Air Europa ofrece, además de catreras mínimas, pantalla pegada a los ojos y la opción de pollo o pastas, como cualquier otra aerolínea, una gran variedad de cosas inesperadas. A saber, recipientes resistentes de plástico brilloso, una almohada CON relleno, café muy decente para ser una aerolínea y azafatas amables y agraciadas para ser ibéricas.
Ya dejo el castellano detrás; de hecho, le dije a la azafata: "Buenas gracias" cuando bajé del avión.
Como ya sale mi vuelo a Londres, espero poder darle la bienvenida al verano como corresponde. Me voy a poner sandalias y caminar solapadamente.