martes, 21 de julio de 2015

Angel

Pasé del código postal W1H al N1, y el cambio me hizo muy bien. Hace casi 3 semanas que me fui de la residencia Nutford para vivir en una casa de verdad en Angel, un barrio al estilo de Palermo, donde no veo Ferraris ni Jaguars, pero sí mucho hipster y bar colorinche. 
Lejos quedaron Hyde Park y Baker Street, pero ahora me paseo sin problemas por Shoreditch, St. Pancras y Regent's Canal. Me da calma que haya poco tráfico, un Tesco a la vuelta (a donde voy con bolsas de Sainsbury's) y un pub con stand-up comedy todas las noches.
Tengo patio, una mecedora, una cocina como dios manda, plantas, y esas cosas que hacen la vida de los humanos más funcional. 
Tengo un flatmate, Edd, que es una excelente compañía a la hora de criticar gente o quejarse del trabajo un lunes. 
Como si eso fuera poco, en la misma semana, me mudé con el trabajo. Así que ya no trabajo en Lewisham, suburbio turbio, lleno de construcciones dejadas por la mitad, mercancía dudosa por la calle y la escuela que carecía de ventanas. Ahora estamos en el modernísimo complejo Greenwich Centre en North Greenwich, otro suburbio pero lleno de familias que caminan lento por la calle y le temen a los extranjeros que nuestra escuela le procura al vecindario. Y es verdad, yo también les temo. Especialmente a los turcos, que aunque se expresen pobremente en inglés, siempre quieren que los cambien a un nivel superior. No los aguanto. 
Nos invaden los chinos, con sus almuerzos pestilentes y su abundancia étnica; sus demandas ("El agua con gas es muy fuerte para los chicos", "Queremos una silla de ruedas para una chica que se raspó la rodilla.") y demás rarezas dignas de la especie, supongo. Ahora teneos muuuuuuchos árabes- acá les llaman saudis. A la tarde nos ocupan las aulas para sus oraciones con toalla en el piso. Ya sé, no tengo un gramo de tolerancia cultural, pero así es. 
Así cambió mi vida en los últimos meses, sin contar a Dutchman, que vuela, lejano, pero me asegura American Airlines que volamos juntos para Navidad. Para el sur. No puedo esperar.