viernes, 6 de diciembre de 2013

Resistirse a Esquel


El reto más grande de venir al sur son sus lugareños y su afán de demostrar en cada curva, en cada paisaje, en cada muestra de lo ordinario que es vivir en la pampa,-  donde no hay montañas, ni lagos de deshielo, ni alerces, ni aldeas copiadas de Europa- que este es el lugar indicado para venirse a vivir, y "vivir mejor". ¡Justo a mí! Que me mencionan la palabra viaje y ya estoy renovando el pasaporte. Uno puede, en su prepotencia porteña , desdeñarlos de un manotazo: "¡Por favor! PFFFF, ¿A mí me hablan? ¿Yo? ¿El interior?" Pero Esquel es un reto para el que no estaba preparada. 
Ante todo, aunque conservan nombres mapuches y demás excentricidades, esto fue fundado por Galeses, Vascos Franceses, y demás etnias separatistas que se creen muy unique para ser metidos en la misma bolsa que el resto de Europa. Por eso acá hay prosperidad, prolijidad, madera bien lustrada y té más que decente. Demasiado decente para mí gusto. 
La gente es distante, y no desborda alegría. Eso me gusta. El clima es frío hasta en verano, pero nunca apagan la calefacción- de hecho este radiador que tengo al lado está prendido. Miro el calendario: es diciembre. Eso me gusta. 
Otra cosa que me cautivó de Esquel es que la profesora que me recibió- a quien llamaremos Clara, porque justamente ese es su nombre- me aseguró, fervientemente pero sin tanto entusiasmo, que soy la respuesta a todos sus ruegos. Me intriga saber a quién le ruega. En seguida hablamos de Londres, de viajes, de puntos geográficos a alcanzar, de maneras de recaudar fondos para que sus alumnos viajen, de gente del exterior que uno conoce por casualidad y terminan en la casa de uno, y de la vida entera. La vida entera en su plano astral, espiritual, etc. 
Uno cree que jamás va a poder negociar las altas cumbres y salirse de este campo magnético de naturaleza imponente. Es atrapante y atemorizante. A veces, da miedo mirar las montañas de frente, a ver si las gasto. No puedo incorporar tanto doblez de placas milenario, con sus cicatrices de arrebato y sus dioses totémicos durmientes. A esto hay que tenerle más respeto: voy a cerrar las cortinas. 
Y como si eso fuera poco, me invitan a tomar el té a una casa de té Galesa, en Trevelin, a unos km de Esquel. Los Galeses son como los uruguayos de los Ingleses, así que hacen todo parecido pero con pequeñas diferencias. Los scones son más parecidos al pan, no usan clotted cream, las tortas son compactas y oscuras,  y el pan con manteca ya viene hecho, lo cual ahorra una cantidad incalculable de tiempo. Entonces, tomé un auténtico té galés, de la manera que jamás se tomaría hoy en Wales porque allá probablemente ya no se acuerdan de cómo se hace. Pero acá las tradiciones perduran. 
Mañana vamos a ir al Bolsón, capital mundial de la artesanía hippie y de la falta de higiene personal. No sé si dejar de bañarme e ir sucia, para no desentonar, o vacunarme contra el hippiesmo, que me preocupa bastante. El Bosque de los Alerces está cerrado por culpa de los colilargos del hanta. Sólo llegué hasta el lago. Quise reservar para viajar en la Trochita, pero ya estaba todo tomado. Clara me dice que es para que vuelva. Que nunca voy a dejar de volver. ¿Tendrá razón?










2 comentarios:

  1. ¡Que Dios la bendiga bella y agradable Srta Cicero! Es tan delicada y femenina, culta y hace tan buen uso del idioma que sin duda alguna me casaría con Usted si no fuera por nuestra diferncia de edad. Hablando de eso ¿Cuándo pienza convertir en Madame? No será tan feliz sin un buen esposo e hijos. Animo, todavía tiene un par de años para encontrar al hombre perfecto. Le deseo lo mejor en la vida. Un Mr. M..

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  2. Por favor discúlpeme. Quise decir: "¿Cuándo piensa convertirse en Madame?"

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