miércoles, 24 de diciembre de 2014

Tenerife

Sí, leyeron bien. Tenerife. No sé cómo terminé sacando un pasaje para irme de los días fríos de invierno a las soleadas y rocosas playas de Tenerife. 
El hotel era lo más parecido que vi en mi vida a Rancho Relaxo. Había tanta comodidad que se desperdiciaba. Mi cuarto en realidad era un departamento, de dos ambientes. Y con balcón. 
Me llevé, por supuesto, libros y la computadora, para no sentirme tan culpable porque, según el calendario académico del hemisferio norte, hay que entregar trabajos en enero. 
De todos modos, me las arreglé para pasar tiempo en la zona de piscina, donde muchas familias discutían en varios idiomas europeos, tratando de que sus hijos rubios no se ahogaran. También salí a caminar por la zona de hoteles y clubes de golf. Al parecer, el producto más preciado en Tenerife es la vista, por eso está tapada desde la calle y lugares públicos. Para mirar la vista desde una zona preferencial, hay que estar en un hotel o en un restaurant caro. 
También hay que decirlo, Tenerife está muy mal señalizada. En las Islas Canarias no se estila el uso correcto de las flechas para indicar direcciones. Por eso me perdí a tres cuadras del hotel. 
Tomé mucho café decente, volví a cruzar bien la calle y a ver a los motoristas manejar del lado correcto. También miré un poco de tele, y me reí en voz alta de las propagandas españolas. El domingo a la tarde, después de la pileta, miré una parte de Papá por Siempre, la película en la que Robin Williams se disfraza de vieja para pasar más tiempo con sus hijos, después de separarse de Sally Field (a quien nadie se cansa de dar malas noticias). Me acuerdo que fui a verla al cine con mis papás y mi hermana, allá lejos en lso 90s, y por supuesto, algunas cosas pasaron desapercibidas. Yo pensaba que Sally Field era la mala de la película, pero la verdad, un marido como Robin Williams, que contemple andar vestido de vieja por la calle, te la regalo. Otra cosa, Pierce Brosnan te arrastra el ala?? Listo, Robin no tiene chance. 
De todos modos, dejé de mirarla en la parte del restaurant, cuando todo el embrollo se revela, y Sally Field pone cara de malas noticias. 
Pasé unos días muy raros, ventosos y calurosos para esta época del calendario, y esta parte del mundo. Ahora en Londres, se viene la Navidad, casi sin nubes. Nadie lo puede creer. 

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