martes, 8 de julio de 2014

New Music Biennial

Lo mejor que le pasa a uno es lo que no planea. 
Eso exactamente fue lo que resultó de mi primer domingo en London: caminé por capricho hacia Southbank y terminé viendo dos muestras, una brass band en vivo y una proyección con orquesta en el auditoria Queen Elizabeth. 
Dentro del Festival of Love en el Southbank Centre, que ya mencioné, se desarrollaron varias muestras que tienen que ver con las vidas de las relaciones de pareja, o el fine de ellas. Una de las muestras era sobre el Museo de las Relaciones Rotas, donde se reúnen objetos enviados por donantes cuyo valor emocional está ligado al fin de una relación. No recomendable para ciertos momentos de la vida. Como no estoy experimentando sentimientos de ningún tipo al momento, sobreviví. Pero hace un tiempo tal vez que no lo aguantaba. Otra de las muestras se llamaba Songs of Love. Incluía un paseo con retratos de bandas y cantantes famosos por las canciones de amor que hayan compuesto e interpretado; pero lo más interesante de todo es que a disposición del público había pelucas y disfraces de esos artistas para poder interpretar las canciones en un karaoke. Un desperdicio no haber estado con las chicas. ¡Tantas pelucas desperdiciadas!
Después oí música sinfónica que venía desde la terraza de la Hayward Gallery. Una banda de trompetas, trombones, percusión y cuerdas estaba tocando gratis, para el público que quisiera disfrutarlo. 
En ese momento, me di cuenta de que estaba asistiendo a un evento de otro festival: El New Music Biennial. Acá todo es así, en simultáneo. Busqué un folleto y vi que había varias proyecciones de música y artes visuales. Saqué una entrada (gratis también) para ver A Child Like You. Es una especie de ópera fusión, con proyecciones y texto sobre un refugiado de Uganda que es adoptado por una familia británica en los 70s. Al final del acto, subió el compositor al escenario y contó que esa era la historia del chico de Uganda que sus padres habían adoptado y hoy es su hermano. Y estaba ahí mismo en el público. Gran historia. 
Londres tiene tanto para ofrecer que uno tendría que vivir cada día al menos 8 veces para verlo todo. Dormir es una pérdida de tiempo. 

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