lunes, 19 de agosto de 2013

When in Rome...

... do as the Romans do. Pero no tengo ganas de pelearme por la calle, así que solo adopto algunas de las cosas que hacen acá. Ayer fui a caminar hasta el Palazzo Barberini, que es un museo de arte del Renacimiento, y la casa de los Barberini, que eran de esas familias con plata y muchos parientes que fueron Papas. El escudo tenía abejas. Y las abejas aparecen en unos cuantos frescos en el Vaticano. Es un lugar chico, fácil de recorrer y con láminas muy útiles; hasta se puede prescindir del audioguía. 
Después fue a sentarme a una callecita, que me recomendaron: via de la Paste. Y comí fideos, obvio. Presencié una divertida pelea entre una familia Italiana y los mozos, porque la comida tardaba mucho. La conversación terminó con la mujer levantándose de la mesa, seguida por su prole, y gritándole "Vaffangulo!" al mozo, y él le contestó algo como "Vos también!" Eso es servicio. 
Me quedaba sin visitar la Piazza Navona y fui a mirar a los artistas y sus caros intentos de vender arte en forma de paisajes de Roma. 
El hostel es atendido por unos chinos (que ahora me entero que son varios, pero para mí era siempre el mismo), y como estoy en campaña de aprender a decir al menos algo en italiano, saludo, y trato de hablar a veces con estos chinos. El otro día, entré al hostel a eso de las 7 de la tarde, y dije "Bona sera", porque pensé que era como good evening.  "Bon Giorno!!!" Me respondió, el muy cretino, corrigiéndome. 
¡Loco, sos chino! No me corrijas ni me sobres! Qué increíble! Igualmente, los tanos son de corregir, o de decirte por qué lo que estás diciendo puede ser dicho mejor de otra manera. En los negocios, en la calle, los mozos. No se callan nada. 
Volviendo al chino, quién sabe cuál de todos, una mañana, en el desayuno, me tiró - literalmente- un folleto sobre la mesa. Era sobre conciertos al aire libre en el Castel Sant'Angelo. Claro, él me imprimó el ticket para la ópera entonces sabía qué me gustaba. Gracias al chino, ayer a la noche fui a ver un concierto de Schubert en la terraza del Castillo, y con la entrada pude visitar el museo y quedarme mirando los fuegos artificiales porque había habido un partido de football, y la vista impresionante de los puentes de Roma de noche. 

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