martes, 27 de agosto de 2013

Notredame y el Boulevard Saint Michel

Un día entero puede entretenerlo en el área de Notredame y el boulevard Saint Michel; principalmente porque quedan cerca el uno del otro, pero también porque para pasar por la isla de la Catedral y entrar al Latin Quarter hay que dar tantas vueltas y acertarle al puente indicado, que bien puede pasarse una hora buscando el camino correcto. 
Si es su propósito visitar la renombrada catedral, que gracias a Victor Hugo ganó aún más fans después de la impopularidad en que cayó a partir del siglo XVII, no se desanime si ve la cola de dos cuadras para entrar. Esa cola es para ver las torres. Usted no necesita saber tanto. Por ahora le alcanza con entrar desde adelante, hacer la visita gratuita, y comprar un audioguía a 5 Euros. Es el mejor plan. Las audioguías me desconciertan porque cuando ya es tarde, descubro con gran desagrado que estaba mirando a la derecha en vez de a la izquierda, y me cuesta mucho encontrar enseguida lo que me describen, especialmente por la rapidez en la que pasan de un monumento a un tapiz o a un vitraeux, etc. 
Esta catedral en particular se jacta de tener la corona de espinas. Obviamente, está en una caja, para que nadie pueda verificar si es que está ahí o no. También hay muchos relicarios con huesos de mártires. 
Después de la catedral se puede ir uno a caminar por el Boulevard Saint Michel, si lo encuentra, y pedir un café mientras la gente le pasa por adelante. Es como ser invisible. El comportamiento en un café, por lo general, es tratar de saludar en francés porque los mozos tienen muy mal carácter, y odian que les hablen en inglés. Si uno solo pide un café, se enojan; como diciendo "¿Me hiciste venir hasta acá para un café?", y si aparecen más clientes, lo cambian a uno a una mesa más chica, aunque haya mil mesas vacías. Yendo al toilette en uno llamado Les Departs, o algo así, me dí cuenta de algo: los cafés, con sus hermosas mesas en la vereda, sus toldos y su aire bohemio son horrendos por dentro: todo dorado y mármol, una pesadilla. 
El Boulevard Saint Michel es muy útil; primeramente porque tiene bancos, entonces usted puede ir a comprobar qeu su tarjeta de débito inglesa no sirve en Francia, también tiene negocios como H&M y Zara, que hacen alucinar al caminante con sus precios, y muchas librerías. Una gran caminata. 

1 comentario:

  1. Y donde termina el Boulevard Saint-Michel están los Jardins Du Luxembourg, donde uno puede sentarse en bellas reposeras verdes a escuchar música al aire libre y descubrir que no todas las francesas son bellas ni mucho menos elegantes.

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