El olor a pis sigue vigente al igual que la parquedad de los parisinos, pero también volví a reencontrarme con las croissants de desayuno, el buen café, el excepcional servicio del metro, calles ideales, y ganas irrefrenables de sentarme en todos los cafés.
París me recibió de noche, con wifi en el subte y una temperatura templada que hizo que mi periplo desde el aeropuerto con casi 30 kilos de equipaje no fuera tan sacrificado
Lo bueno del hostel es que está enfrente a la estación Anvers, entonces, caiga donde caiga en el metro, sé que termino en la puerta del hostel .
Me encontré con la sorpresa de que me acordaba de algunos nombres de calles y de estaciones. Hasta llegué al hotel de memoria. Había estado tratando en Roma de prescindir del mapa (que hacen de uno un blanco fácil para los chorros), y a veces podía. Pero acá es más complicado, así que creo que voy a andar con el mapa y el helado pegado en la frente, como todo turista en babia.
París es cara. Una botella de agua, por ejemplo, que en Roma puede salir 60 centavos de euro, o nada, porque se puede tomar el agua de las múltiples fuentes (no la de Trevi) que hay en Roma para tales propósitos. Acá la botella está 2 euros. Yo no sé por qué uno termina comparando, si igual termina pagando lo que sea. No se va a quedar sin tomar alguna o sin pagar la entrada a un museo porque en Roma era más barato. Hablando de museos, tengo mis dudas de ir al Louvre. No sé si quiero pasarme un día entero mirando cosas que no son francesas. Sé que es muy controversial; así que lo dejo ahí, en suspenso: ir o no al Louvre.
París me recibió de noche, con wifi en el subte y una temperatura templada que hizo que mi periplo desde el aeropuerto con casi 30 kilos de equipaje no fuera tan sacrificado
Lo bueno del hostel es que está enfrente a la estación Anvers, entonces, caiga donde caiga en el metro, sé que termino en la puerta del hostel .
París es cara. Una botella de agua, por ejemplo, que en Roma puede salir 60 centavos de euro, o nada, porque se puede tomar el agua de las múltiples fuentes (no la de Trevi) que hay en Roma para tales propósitos. Acá la botella está 2 euros. Yo no sé por qué uno termina comparando, si igual termina pagando lo que sea. No se va a quedar sin tomar alguna o sin pagar la entrada a un museo porque en Roma era más barato. Hablando de museos, tengo mis dudas de ir al Louvre. No sé si quiero pasarme un día entero mirando cosas que no son francesas. Sé que es muy controversial; así que lo dejo ahí, en suspenso: ir o no al Louvre.
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