viernes, 9 de agosto de 2013

Lidiando con Alumnos Internacionales


Después de haber compartido un mes con profesores de inglés de muchos países europeos, me pregunto un montón de cosas. Porque los mitos sobre TEFL abundan, y creo que pude descubrir cuáles son un mito y cuáles se sostienen.

Podemos comenzar con la formalidad de la clase. Nunca es una condición inflexible. De hecho, formalidad, elegancia, apariencia personal, para nombrar algunos, son elementos que muy poco se presentaron en las clases que vi, o escuché.

Otra cosa, diversión en las clases. ¿Está siempre presente? Es importante motivar, especialmente en el caso de estos chicos, que deberían estar de vacaciones. Pero, ¿Es posible hacer juegos sobre todo? ¿Cuánto hay de trabajo para el profesor? Lo que yo vi es: sí. Se puede transformar la actividad de lectura más aburrida sobre la faz de la tierra en una competencia sanguinaria por la gloria de convertirse en el secretario del profesor. De hecho, en Radley, todos los alumnos pertenecían a un equipo: Azul o Amarillo. Entonces, si alguien llegaba tarde, se le sacaban puntos a su equipo, si alguien hacía bien una actividad significaba puntos para el equipo. Al final de la semana, los martes, después de la gran presentación, se hacía un recuento de los puntos, y el equipo ganador iba a cenar primero, se les servía en mesas con manteles y se les daba golosinas después de la cena. Como bien dijo uno de mis alumnos, mientras le explicaba a uno nuevo: “Azul y Amarillo no son colores; son enemigos”.

La dificultad es: si el alumno simplemente no quiere prestar atención, tiene sueño o no le importa ganar nada, porque su mente está en otro país; no importa cuán vehemente sea el docente, no pasa nada. Así vi fallar muchas actividades que en mi cabeza parecían ideales.

 
¿Cuánta guía se les da a los alumnos para crear en clase? Poca y nada, especialmente si el nivel no es muy básico. Entonces, se les dan elementos lingüísticos, materiales físicos, una instrucción simple y trabajo en grupo por 20 minutos. Siempre teniendo en cuenta que la parte de vocabulario o gramática que se enseñe tiene que estar presente en la presentación de ese trabajo que se pusieron a hacer, y hacer hincapié en que lo usen. Actividades de este tipo, con mi clase de pre intermedios incluyeron: menúes para un restaurant que inventaron, posters para advertir ciudadanos que viajan solos y folletos para un hotel de lujo. Estas actividades son buenas para dejarlos un poco tranquilos y no estarles encima toda la clase.


 
Fluidez: esa barrera insondable. De acuerdo a la teoría, una clase donde el profesor habla todo el tiempo es una clase redondamente mala. Entonces uno se rompe la cabeza buscando actividades donde el alumno tenga que encontrar la necesidad de justo decir eso que se le quiere enseñar. Los juegos de roles, para los más avanzados funcionan de maravillas. Hay actividades basadas en la repetición, con variantes mínimas para que el alumno repita como un loro pero sin darse cuenta de que está practicando aburridamente. Mucho depende del profesor para hacerlas dinámicas, y de los alumnos, obvio. Si se tienen alumnos histriónicos, buenísimo. Si son japoneses… bueno, hay que probar otra cosa.

El alumno descolocado: Muchos alumnos son tan buenos que las actividades descontracturadas le caen mal. No pueden entender que los hagamos correr por el aula buscando pistas, o que tengamos que saltar cada vez que alguien use un verbo irregular. Se sienten que no están aprendiendo si no se les da un texto o una hoja con ejercicios de gramática.

Actividades para empezar las clases, o de relleno: Sí, muchas. Aunque no tengan un propósito lingüístico, hay que usarlas porque crean algo que en este college en particular es difícil de lograr: una relación y sentido de pertenencia con el alumno y el grupo. ¿Qué son? Cualquier pavada! Saludarse al principio de la clase pero con diferentes instrucciones: solo usando palabras que terminen en consonante, o como si odiaran a la persona que saludan, o con miedo, o enojados, o como si la otra persona fuera famoso, etc. Otra vez, mucho depende de la personalidad del alumno y la formación cultural. Por ejemplo, si son musulmanes, no van a estar muy contentos recibiendo órdenes de una mujer occidental.

Todos los sábados a la tarde tuvimos inset sessions, que eran como reuniones donde los coordinadores nos daban ideas sobre juegos, actividades, etc. La mayoría de las ideas eran muy útiles, pero la dificultad es que uno nunca sabía muy bien con qué grupo se iba a encontrar la mañana siguiente; entonces, planificar era un poco a ciegas, y sin una relación constante con los alumnos, algunas actividades quedaban raras. Creo que la mayoría de las ideas funcionarían mil veces mejor en Buenos Aires, en el aula de siempre.

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