Después de haber compartido un mes con profesores de inglés de muchos
países europeos, me pregunto un montón de cosas. Porque los mitos sobre TEFL
abundan, y creo que pude descubrir cuáles son un mito y cuáles se sostienen.
Podemos comenzar con la formalidad de la clase. Nunca es una condición
inflexible. De hecho, formalidad, elegancia, apariencia personal, para nombrar
algunos, son elementos que muy poco se presentaron en las clases que vi, o
escuché.
La dificultad es: si el alumno simplemente no quiere prestar atención,
tiene sueño o no le importa ganar nada, porque su mente está en otro país; no importa
cuán vehemente sea el docente, no pasa nada. Así vi fallar muchas actividades
que en mi cabeza parecían ideales.
¿Cuánta guía se les da a los alumnos para crear en clase? Poca y nada,
especialmente si el nivel no es muy básico. Entonces, se les dan elementos
lingüísticos, materiales físicos, una instrucción simple y trabajo en grupo por
20 minutos. Siempre teniendo en cuenta que la parte de vocabulario o gramática
que se enseñe tiene que estar presente en la presentación de ese trabajo que se
pusieron a hacer, y hacer hincapié en que lo usen. Actividades de este tipo,
con mi clase de pre intermedios incluyeron: menúes para un restaurant que
inventaron, posters para advertir ciudadanos que viajan solos y folletos para
un hotel de lujo. Estas actividades son buenas para dejarlos un poco tranquilos
y no estarles encima toda la clase.
Fluidez: esa barrera insondable. De acuerdo a la teoría, una clase donde
el profesor habla todo el tiempo es una clase redondamente mala. Entonces uno
se rompe la cabeza buscando actividades donde el alumno tenga que encontrar la
necesidad de justo decir eso que se le quiere enseñar. Los juegos de roles,
para los más avanzados funcionan de maravillas. Hay actividades basadas en la
repetición, con variantes mínimas para que el alumno repita como un loro pero
sin darse cuenta de que está practicando aburridamente. Mucho depende del
profesor para hacerlas dinámicas, y de los alumnos, obvio. Si se tienen alumnos
histriónicos, buenísimo. Si son japoneses… bueno, hay que probar otra cosa.
El alumno descolocado: Muchos alumnos son tan buenos que las actividades
descontracturadas le caen mal. No pueden entender que los hagamos correr por el
aula buscando pistas, o que tengamos que saltar cada vez que alguien use un
verbo irregular. Se sienten que no están aprendiendo si no se les da un texto o
una hoja con ejercicios de gramática.
Actividades para empezar las clases, o de relleno: Sí, muchas. Aunque no
tengan un propósito lingüístico, hay que usarlas porque crean algo que en este
college en particular es difícil de lograr: una relación y sentido de
pertenencia con el alumno y el grupo. ¿Qué son? Cualquier pavada! Saludarse al
principio de la clase pero con diferentes instrucciones: solo usando palabras que
terminen en consonante, o como si odiaran a la persona que saludan, o con
miedo, o enojados, o como si la otra persona fuera famoso, etc. Otra vez, mucho
depende de la personalidad del alumno y la formación cultural. Por ejemplo, si
son musulmanes, no van a estar muy contentos recibiendo órdenes de una mujer
occidental.
Todos los sábados a la tarde tuvimos inset sessions, que eran como
reuniones donde los coordinadores nos daban ideas sobre juegos, actividades,
etc. La mayoría de las ideas eran muy útiles, pero la dificultad es que uno
nunca sabía muy bien con qué grupo se iba a encontrar la mañana siguiente;
entonces, planificar era un poco a ciegas, y sin una relación constante con los
alumnos, algunas actividades quedaban raras. Creo que la mayoría de las ideas
funcionarían mil veces mejor en Buenos Aires, en el aula de siempre.
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